El Sistema inmune y las posturas de yoga

Hay muchos estudios que verifican los beneficios de una práctica regular y constante del yoga, no solo para liberarnos del estrés sino para obtener un mayor bienestar general. Algunos de esos estudios que lo avalan lo podrás ver en nuestro post sobre los beneficios del yoga, sino lo has visto, te dejo el enlace aquí:    Hechos científicos que avalan los beneficios del yoga    

No podemos decir que el yoga es la panacea o la solución a todos nuestros males, pero si podemos ayudar entre otras muchas cosas, a mantener óptimo nuestro sistema inmune.

El sistema inmunológico y el sistema nervioso central están muy conectados. Hay varios estudios científicos realizados en el campo de la psiconeuroinmunología, que han demostrado que existe un punto en el cual nuestro sistema nervioso autónomo se comunica directamente con el sistema inmunológico, y esto ocurre gracias a las células del sistema inmunológico (linfocitos, que viajan a través del torrente sanguíneo por todo el organismo). Cuando se encuentran con células que ya reconocen, las dejan en paz, no las atacan, pero si se topan con células que no reconocen, se activan y crean el estado de alarma para luchar contra ellas.

Desde el yoga, tenemos varias maneras de ayudar a nuestro sistema inmune, reforzándolo, para facilitar su lucha contra virus, bacterias, microorganismos o células propias que por alguna razón se hayan degenerado o cambiado. En este post, vamos a centrarnos de la forma más sencilla posible, en comentarte solo la vía física desde el yoga, que tenemos para ayudar al sistema inmune, como lo es la ejecución de posturas (asanas) que hacemos durante nuestra práctica, ya que a través de las posturas, se busca cierta presión y descompresión de órganos, porque ayudan a que algunas glándulas estén más activas y esto hace que se promueva la expulsión de linfocitos, los soldaditos en nuestro cuerpo que son los que van a luchar para defendernos ante cualquier ataque externo de virus y bacterias. 

Una de las glándulas que podemos comprimir y descomprimir a través de las asanas es la glándula timo (hay quienes dicen que no es una glándula que es un órgano) Su nombre proviene de la palabra griega (thymos) la cual significa corazón, alma; quizá le dieron este nombre por la ubicación, ya que está en el pecho, en el centro, detrás del esternón prácticamente pegado al corazón. Aunque el timo comienza a atrofiarse (descomponerse) durante la pubertad, su efecto de «entrenamiento» de los linfocitos T que son los que produce esta glándula para combatir las infecciones e incluso el cáncer, dura toda la vida.

Esta glándula desempeña un papel protagónico en nuestras defensas y por su ubicación podemos decir de acuerdo con las enseñanzas del yoga, que está vinculado directamente, al cuarto chakra o centro energético.

Al igual que otras glándulas, la timo no trabaja sola ni por su cuenta, hay todo un equipo muy bien organizado. La glándula timo recibe de la médula ósea los linfocitos, los madura o por decirlo de alguna manera los entrena y prepara para la defensa asignándoles diferentes funciones. El timo también recibe órdenes del hipotálamo quien se encarga de la segregación de hormonas y éste a su vez envía información a la pituitaria y luego de allí a la glándula timo.  

Considerando entonces este complejo y muy bien organizado trabajo de equipo de las glándulas, en una práctica de yoga no podemos centrarnos a trabajar solamente en posturas que nos ayuden a abrir el pecho para ayudar a reactivar la glándula timo, sino que debemos hacer también posturas de inversión para estimular el hipotálamo.

Si hacer una postura de inversión no es posible porque el practicante tiene una condición física que le impide hacerla o simplemente no es conveniente en ese momento, puede hacer una postura alternativa semi-invertida, en la que la cabeza se apoye en el suelo, con lo cual favorecerá además la irrigación sanguínea, a su cabeza, como por ejemplo lo es balasana o postura del niño. Y luego, ya para fortalecer y trabajar con la glándula timo, considerando que hemos mencionado antes que desde el yoga se trabaja con posturas que compriman y descompriman esas glándulas, podemos mostrar como ejemplo:

Una vez que comprimimos y descomprimimos estas glándulas para propiciar una mayor activación, lo ideal sería incluir también posturas de pie y de fuerza como las de los guerreros, acompañado siempre de una respiración completa yóguica, así como de ejercicios de pranayama al final de la sesión de práctica. De esta manera, estaremos enviando más oxígeno a nuestras células y estimulando la médula ósea, por lo tanto, vamos a fomentar la producción de linfocitos T (madurados en el timo) y linfocitos B (formados en esta médula ósea). Pero si realmente deseamos optimizar nuestro sistema inmune, deberíamos complementar la tarea con algunas posturas de inclinación lateral, como la que vamos a explicar más adelante.

Todos estos linfocitos que se han madurado y clasificado para realizar diferentes actividades durante la batalla de la defensa viajan a través de la sangre y van a parar a los distintos órganos linfáticos como son las amígdalas, los ganglios linfáticos y un órgano al que le daremos especial atención por su papel en nuestro sistema inmune, el bazo.

Estos linfocitos estarán allí en estos órganos que hemos mencionado, preparados como soldados para la batalla cuando se les dé el aviso de alerta.  En el bazo es donde se van a filtrar esos glóbulos rojos que ya no sirven, a otros se les da descanso, funciona como reserva de otros linfocitos, se filtran los que no están en forma y se ponen a la orden de eliminación, aquellos que ya no sirven.  

Cuando sentimos estrés y muchas dudas en nuestra vida y todo eso se sostiene en el tiempo, el cuerpo genera sustancias en exceso, el cuerpo se sobrecarga, nos volvemos más reactivos, ansiosos y el bazo recibe esa sobre carga y se sobre satura, creando posibles dolores de espalda, incluso desencadenando posibles casos de diabetes en el futuro.

Por todo esto queremos darle este espacio especial al bazo.

Así que, desde el punto de vista del yoga, si hemos hecho asanas para estimular el hipotálamo, asanas para comprimir y descomprimir el timo, deberíamos hacer esto mismo con el bazo, para ayudarle aún más en todas esas importantes tareas que tiene.

El Bazo

El bazo se encuentra en el lado izquierdo de nuestro cuerpo, así que una manera fabulosa que tenemos desde la práctica del yoga para estimular este órgano es hacer posturas de extensión lateral y las torsiones.

Podemos, si es esa nuestra intención en la práctica, comenzar a hacer la postura por la izquierda y luego la haremos por la derecha, acompañando por supuesto en cada caso una respiración larga, suave, profunda y consciente.

 

Una vez que hemos hecho todo este proceso de compresión y descompresión de las glándulas y los linfocitos ya tienen la información necesaria lista para cuando sea necesario emprender la batalla ellos se van a los ganglios para luchar contra los virus y bacterias. Es importante aclarar que, aunque la práctica del yoga es excelente para el sistema inmune, no es de efecto inmediato, de un día para otro, esto toma su tiempo.

Como habrás visto, solo hemos tocado el aspecto físico del yoga, que son las asanas para ayudar a un mejor funcionamiento de nuestro sistema inmune. Pero como todo está unido en nuestra vida, una práctica física de posturas sin una buena respiración no es suficiente. Esto lo ampliaremos en otro post, que le dedicaremos exclusivamente al pranayama o el control de la respiración desde el punto de vista del yoga. Y por supuesto, una buena alimentación, un estilo de vida más saludable, serán imprescindibles para que nuestro sistema inmune pueda mantenerse en el tiempo y vivir con mayor armonía y plenitud.

Namaste,

Glaci

Fundadora de Ananta espacio de yoga.  

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